Aun recuerdo aquella vez que me mire en el espejo, la habitación rodeada de tinieblas, un silencio incomodo y al frente yo, alargue mi mano hacia el frió cristal y cual fue mi sorpresa al no encontrar nada, sin causa ni motivo me fue deslizando dentro de ese mundo apagado de duplicados.
Sin embargo, nada de lo que me aconteció ese día me resulto realmente extraño, como si dentro de mi ser conociera ese lugar, como si no fuera la primera vez que estaba ahí, como si no pudiera recordarlo. La serenidad de ese lugar -difícil de encontrar fuera- resultaba adictiva, sentía como si perteneciera a ese lugar desde el mismo día que se creó, nadaba en paz y armonía dentro de mi.
Empece a caminar sin rumbo, observando cuidadosamente todo a mi alrededor, los colores vacíos y apagados me envolvían, todo un desierto se extendía en cualquier dirección. Movido por la curiosidad empece a seguir a una sombra, en realidad no era mas diferente que el resto de "objetos" que había allí, pero era distinta, todos ellos tenían un duplicado, como un negativo de una fotografía, que acompañaban a su original, pero "mi" sombra no lo tenia, incluso no parecía moverse arbitrariamente, tenia un plan, una ruta, e intentaba llegar lo antes posible.
Muy sutilmente su velocidad empezó a aumentar y conforme se iba distanciando de mi, yo mas corría para llegar a ella, pero me resulto imposible seguirla y otra vez me quede solo. Despistado como iba, no me di cuenta de donde estaba -como si en algún momento lo hubiera sabido- pero no me gustaba, un escalofrió me recorrió de arriba a abajo y escapo de mi para no seguir sintiendo este malestar, todo inerte a mi alrededor parecía de lo mas hostil, sentía rebosar los latidos dentro de mi, la sangre bombeada me quemaba por dentro.
Cuando no pude aguantarlo más, di un salto hacia delante y empece a correr, ciego de rabia, de ira, totalmente irracional, todo a mi alrededor se movía más rápido que yo y yo no era capaz de pararme a ver que pasaba, y así sucedió, que en uno de mis pasos no había nada debajo, y me precipite al vació, a la oscuridad, al frío.
No se cuanto tiempo estuve ahí, pero cuando recupere la conciencia poco quedaba de aquel lugar, todo volvía a su cauce normal, y yo... lo echaba de menos. Muchas veces e recordado mis pasos en el espejo, muchas veces intente volver, pero no he vuelto a tener éxito.
Mucho he reflexionado desde ese día, y mi consejo es este: "si persigues algo no lo dejes escapar, por que rara vez vuelves a tener esa oportunidad"