¡Sorpresa!

Pasa siempre, con la mejor de nuestras intenciones comenzamos a preparar todo, intentamos prever las posibles situaciones que se nos pueden plantear y sus soluciones, pensamos que es lo que queremos hacer y que no, nos hacemos una agenda, ya está todo "controlado" ¿y ahora que?

Sucede para todo, grandes eventos, un fin de semana, la propia vida... y es que mientras más nos preocupamos en que nos salgan bien las cosas, más distintas nos salen, que no es lo mismo que salir mal, por que cierto grado de preparación ayuda, pero da igual, pocas veces salen las cosas como queremos y sobre todo cuando queremos. Lo mas normal es que mientras más esperes que suceda algo o más lo busques, mas tarde en llegar, sin embargo, deja de buscar y lo encontraras.

Cierto es, que mientras más esperas algo, más larga se hace la espera, aguardas pero parece que nunca llega el momento, hasta que empiezas a desistir y el tiempo empieza a correr a su ritmo normal. Todo vuelve a su cauce y las cosas funcionan.

El "problema" es que cuando preparamos algo nos predisponemos a como tiene que ocurrir todo, y rara vez ocurrirá como lo habíamos planeado, siempre hay más de lo que se ve, es por eso cuando las cosas surgen inesperadas se disfrutan mucho más, por que no da tiempo a condicionarse, todo llega de sorpresa.

Yo por lo menos, cada vez me doy mas cuenta, de que todo tiene que seguir su curso, no hay que precipitar las cosas, todo llega en su momento y si no llega, es por que no tiene que llegar, cada cosa, cada persona, cada situación, tiene su propio ritmo y no se trata de cambiarlo, sino de adaptarse a ese ritmo para exprimirlo al máximo.

¡Ojo! Adaptación es distinto de sumisión, nunca hay que perder los rasgos propios en el proceso de adaptación sino se convierte en una sumisión, te conviertes en algo que no quieres, que no te gusta, definitivamente que no eres tu, arrastrado por la cosa, el momento o la persona... en vez de caminar a su lado. Inercia al fin y al cabo.