"No era la primera vez que me encontraba en una situación como esta, aunque he de reconocer, que nunca estuve solo, siempre acompañado por algún que otro espeleólogo aficionado, pero esta vez tomé la iniciativa y me adentre en solitario, o al menos eso pensaba yo.
La incursión no era complicada, aun a si sin guía, las oquedades eran lo suficientemente amplias para avanzar con comodidad, en el techo un cielo de gotitas brillaban a la luz de mi linterna, el frió y la humedad me abrazaban y me acompañaban, pero lo mejor de todo, la paz, ningún ruido artificial, solo mis pasos, y un arrollo lejano al que iban a parar todas las aguas filtradas.
Tras cientos de metros llegue a una gran sala, techos altos, un pequeño lago de agua cristalina, me pareció el lugar ideal para tomar un descanso y comer algo, debía de ser medio día y comencé mi aventura temprano, así que el hambre empezaba a aparecer. Una vez terminado, saque el cuaderno de notas y me puse con la memoria, absorto en mis pensamientos. La luz de mi linterna parpadeo brevemente mientras perdía intensidad, así que me dispuse a cambiar las pilas, en ese justo momento de oscuridad sentí un aliento cálido detrás de mi, sobresaltado, me levante y comencé a reírme nervioso de mi mismo, después de tanto tiempo y tantas cuevas, aun con miedo a monstruos y fantasmas.
Termine la puesta a punto de mi culminación, y lo primero que hice... mirar detrás de mi, yo "sabía" que no encontraría nada, pero mi corazón, latiendo fuerte, pensaba que si, como sospechaba no había nada... excepto una huella negra en el suelo... nervioso perdido, di otro paso atrás , con tan mala suerte que resbale y rodé unos metros hasta pararme contra una estalagmita, fue un golpe fuerte y sonido seco, el dolor electrizante me recorrió entero, la verdad, tuve suerte, si la mochila no hubiera amortiguado el golpe, podría haber sido peor, mientras me recuperaba del golpe, comencé a revisar mis pertenencias, para ver que había resultado dañado, la botella de agua algo abollada y la pantalla del móvil partida, pero nada mas, y lo mas inquietante, huellas negras en esos objetos... mire mi mano y ahí estaba la solución a la incógnita, negra carbón, vamos muy bien, ahora me asusto de mi mismo.
Una vez tranquilizado me acerqué al lago para lavarme un poco y refrescarme, necesitaba despejarme, el agua helada, era cristalina y con la linterna veía claramente el fondo, era de baja profundidad, mi retrato reflejado y distorsionado por las ondas de la superficie me arranco una media sonrisa, estaba tenso, esperaba encontrar algo de paz en este lugar fuera del infierno del trabajo y la ciudad y hasta hace unos minutos lo había conseguido, pero bueno, ya era hora de continuar un poco, podría avanzar un poco más, disfrutar de esta cueva y su soledad, antes de volver a la civilización.
Localicé una abertura en la gran sala, que parecía bastante interesante, tendría que escalar un poco, pero merecía la pena, así que me puse a ello y con mas facilidad de lo esperado accedí al hueco y comencé mi nueva aventura. El camino bastante más complicado, puso a prueba todas mis habilidades como contorsionista, pero mereció la pena, llegue a otra sala extrañamente idéntica a la anterior, solo que todo estaba justo al contrario, un gran suelo de estalagmitas y el techo bastante liso, con alguna estalactita suelta, y en el lugar del lago, un lodazal, no me sentía cómodo en este lugar, pero el espíritu aventurero me pudo y baje a ver, caminaba despacio, intentando hacer el mínimo ruido, queriendo pasar desapercibido, no se oía nada a mi alrededor, y mi intranquilidad aumentaba por momentos, mi corazón no paraba, así que decidí lo mas sensato, dar media vuelta y volver.
No había dado ni el primer paso cuando algo me sujeto suavemente el hombro, yo, aterrado y como alma que lleva el diablo, comencé a correr por esta pista de obstáculos naturales, volví la vista atrás, solo alcance a ver una sombra detrás de una gran columna de piedra, por desgracia no vi lo que había justo delante de mi huida y me golpee contra el muy fuerte, cayendo inconsciente al suelo.
Cuando desperté, una luz me apuntaba directamente a la cara, me tocaban y alcanzaba a escuchar sus voces lejanas, detrás de las voces dos siluetas oscuras, me escabullí, e intente aclarar un poco la vista, eras tu, nunca me había alegrado tanto de verte. Al rato ya repare que estaba helado, entumecido y hambriento, además de un dolor horrible en la cabeza, llevaba un par de días desaparecido y habían venido a rescatarme. Para mi suerte.
Nunca supe que fue lo que paso en aquel lugar, pero nunca volví y jamás volvería a entrar solo a una cueva."
Un relato cortito que tenia ganas de escribir, espero que lo disfrutéis, y ya me diréis que tal.